lunes, 25 de abril de 2011

Cuentos y parábolas, para ejercitarnos. ♥ Sobre la Compasión. By Osho:


La capacidad de amor es consecuencia de un camino de profundidad y aprendizaje del alma, que te vuelve independiente y feliz, libre de apegos. Pero ser independiente no equivale a indiferencia emocional. Es una trampa avanzada del ego, para los que creen progresar en el Camino. Por eso, dicen, el Amor es la Gran Pueba. Sólo disolviendo el narcisismo y desprendiéndonos de defensas y corazas avanzamos, verdaderamente. Lo prometido es deuda, aquí el cuento Zen de Osho que, os había dicho, en mi anterior entrega, os iba a publicar; y que os he traído de mi página de comunidad de facebook ... Ahí va:


ÉSTA ES UNA HISTORIA ZEN:

... "En China existió una anciana que estuvo ayudando a un monje durante veinte años. Le construyó una choza y se ocupó de darle de comer mientras estaba meditando.

Un día la anciana decidió averiguar qué progresos había hecho el monje durante todo ese tiempo.

Consiguió la ayuda de una joven muy apasionada y le dijo: -Vete y abrázale; después le preguntas de repente: 'Y ahora, ¿qué?'.

La chica fue a ver al monje e inmediatamente empezó a acariciarle y a preguntarle si no pensaba reaccionar.
-El viejo árbol se alza en invierno sobre una roca-contestó el monje de forma poética-; no hay calidez por ninguna parte.

La chica regresó y le contó a la anciana lo que él le había dicho.

-¡Pensar que he estado dando de comer a este tipo durante veinte años -dijo la anciana, llena de ira-; no ha mostrado ninguna consideración hacia lo que tú necesitabas, ninguna disposición para justificar tu estado. No hacía falta que hubiera respondido a la pasión, pero debía haber sentido al menos algo de compasión.

Entonces se fue decidida al lugar donde vivía el monje y prendió fuego a su choza".

♥ ¿Y tú, eres como el monje... el viejo árbol que en invierno se alza sobre una roca?. Parece que sí, hay muchos a los que el frío los congela...

Chic@s, el Amor es la Gran Prueba. Ya decía Lao Tse: "Cuando el Cielo quiere salvar a un ser humano, le envía el Amor". En el camino de la meditación, el amor es la prueba. Son dos caras de una misma moneda, dice Osho, dos aspectos de la misma energía. "Si existe una, tiene que existir también la otra. Si una no existe, la otra tampoco" . La meditación no es ni concentración, ni contemplación... pues, el Zen es muy estricto con eso; ninguna es meditación, sigue siendo pensamiento. La meditación es, en cambio, un estado totalmente relajado de conciencia en el que no haces nada, nada más que disfrutar de tu propia presencia. La alegría es tu más profunda esencia, es la felicidad sin causa. Y, cuando uno está feliz sin ninguna razón, no puede guardar esa felicidad para sí solo. Se va derramando en los demás; se convierte en un compartir. En eso consiste la compasión: ES UN COMPARTIR.

La meditación consiste en estar contigo mismo, y la compasión, en el rebosar de ese estar. La misma energía que se dirigía hacia la pasión es la que se convierte en compasión... En eso consiste la compasión... La meditación consiste en estar contigo, y la compasión, en el rebosar de ese estar... La pasión es una búsqueda de felicidad; la compasión es una expresión de la felicidad. Pero es apasionada, es cálida, no fría. Todo esto nos dice Osho, y nos advierte de lo importante que es entender esta paradoja y la calidez de la compasión. La paradoja es que el meditador es fresco, no frío; fresco pero cálido, no caliente, pero acogedor, agradado, afectuoso, inclinado, interesado, atento, cariñoso, pendiente del Otro.

Y nuestro monje, el de la historia, es frío, lo que quiere decir que se ha extraviado, ha reprimido, y, como consecuencia se ha vuelto frío. Así, dice Osho, es como toda la humanidad se ha vuelto fría; la pasión ha sido reprimida en cada uno de ellos. El control se ha convertido en el valor supremo, y una persona controlada es una persona muerta.

El control surge del miedo. Si te extravías te volverás indiferente, no desapegado, si no indiferente, descuidado. Estarás viviendo al mínimo. Es lo que les ocurre a muchos meditadores, pues la Conciencia es algo muy difícil de lograr; el control, en cambio es muy fácil de conseguir pues sólo requiere cultivar hábitos. Y cultivando hábitos parecerás un buda, pero no serás más que una estatua de piedra inerte.

Si la compasión no ha surgido en ti, surgirá la apatía. Apatía significa ausencia de pasión; compasión significa transformación de la pasión. Por eso no te extrañe ver, en el mundillo este que llamamos espiritual, tantas personas realmente apáticas, aburridas, estúpidas, apagadas, cerradas, miedosas, continuamente ansiosas.

Qué eso no nos suceda a nosotros. No seas como el monje de la historia, no te conviertas en un muro de piedra. Sigue vivo, palpitante, discurriendo, fluyendo... la única muestra de progreso en la meditación es el amor, el ÚNICO criterio de tu progreso es la compasión. Si en tu vida no hay amor, ni compasión, no hay meditación, ni alegría ni felicidad. Por mucho que hables de la felicidad, si no hay interés por el Otro, si te muestras apático e indiferente, si no hablas ni te comunicas... si no muestras compasión... toda tu vida es una falacia. No hace falta que a la pasión respondas con pasión, si no es el caso, pero sí con compasión, interés y apoyo al Otro.

Nuestro monje, con su actuación, bien merecía que la anciana le quemara la choza, pues, desde mi perspectiva yo al menos la secundo, ya que claramente mostró aquello que a mi tan poco me gusta, mostró clara INDIFERENCIA AFECTIVA. Los que me conocen saben bien de lo que hablo, pues me muestro muy pesada con ello. Por eso, creo, al igual que la anciana (que debía ser tan sabia como yo -jajaja- pues la prueba que le hizo al monje así lo demuestra), que, a nuestro monje, de nada le valieron tantos años de meditación. Permaneció frío, pensando en sí mismo, sólo dijo... ¡la frase poética, que conocemos ya!!! Pero no dijo ni una palabra sobre la chica. Ni siquiera le preguntó: "¿Por qué has venido? ¿Por qué? ¿Qué es lo que te hace falta? ¿Por qué me has elegido a mí entre tanta gente. Siéntate y hablemos". Yo también le hubiera quemado la choza, Jajaja (es una manera de hablar, eh). Recordad la historia y sabed que el amor siempre piensa en el prójimo; el ego sólo piensa en sí mismo. Y da igual cómo lo vistamos, "aunque la mona se vista de seda"... ¡el ego es ego!... Y, ya sabéis el dicho: "el hábito no hace al monje".

De: Universal de corazones, al servicio de mi querido Universo.