lunes, 11 de julio de 2011

Menos 'ratita presumida' y más << Leona Reina>>. Si eres leona, serás tú, si acaso, y te da la gana, la que se coma al gato...


Hoy, como veo que lo de la belleza es un tema recurrente en muchos de mis amigos varones que parece que sólo se enamoran 'por la vista' -¡Y SE OLVIDAN DE TANTAS OTRAS COSAS IMPORTANTES que tenemos las mujeres!!!-, voy a hablaros del cuento de "La Ratita Presumida" en versión rosettiana, léase: De ROSETTA FORNER, una coaching que tiene ocurrencias, al menos escritas, muy elocuentes y divertidas que refuerzan la autoestima e impulsan a buscar tu felicidad libremente y fuera de clichés. Ahí va el cuento. Está extraído de su libro: "Déjate de cuentos. La clave de la felicidad es ser tú, sin disfraces ni complejos". Espero os guste.

Se titula: LA RATITA PRESUMIDA. NUNCA TE QUITES LA CORONA PARA PARECER MENOS ALTA QUE UN HOMBRE

Y dice así:

"Son muchas, demasiadas - no son todas, es cierto, pero sí, en mi opinión, demasiadas...-, las mujeres del siglo XXI que han confundido la 'gimnasia con la magnesia'. En vez de escoger ser proactivas (crear y fomentar las circunstancias adecuadas para que suceda algo), han pasado a ser meramente escaparates andantes donde cuelgan toda suerte de mohínes, botox y otros abalorios que creen ellas les hará interesantes, atractivas, listas y deseables para ser llevadas del brazo de ese consumidor masculino ávido de 'floreros bellos que pasear' con lazo incluido.

-¿Es esto lo que nos quiere contar el cuento de la ratita presumida?.
-NO CREO.
Mas bien considero que pretendieron hacernos creer a las mujeres que bastaba con ponerse monas, unos pocos adornos por aquí y por allá y ya podíamos salir a arrasar (el barrer del cuento, bien podría ser sinónimo de eso). Por cierto, no tengo nada en contra de que una mujer sea presumida, mi propia madre lo es, y yo también, sin ir más lejos (aclaremos que 'ser presumida' en mi lenguaje significa 'ser aseada, vestirse resaltando el físico, potenciar la elegancia y el buen gusto'). Por consiguiente, ser presumida es algo positivo, ¡por supuesto!. Lo que ya no lo es tanto es coquetear, tratar de agradar a otro con el simple fin de enredarle, conseguirle o confundirle, en lugar de mostrarnos tal como somos y desde ahí conquistar o captar la atención simplemente debido a nuestra autenticidad,

Las mujeres harían bien en aprender a administrar sus capacidades, sus dones y su belleza interior. No se es más bella o más exitosa por ser delgada, rubia y tener ojos azules, ni se es menos por todo lo contrario, a saber: gordita, feúcha, delgaducha, añosa... Toda mujer es bella, siempre y cuando irradie su luz interior. Sí, la belleza consiste en brillar el alma que una es. Y es infinitamente mejor ser una mujer bella que guapa.

Cuanto cuento malgastado en marearle las neuronas a las mujercitas de todos los países.

La ratita es presumida, demasiado presuntontina. Por toda ocupación se dedica a pavonearse en el escenario para ver quién será el mejor partido al que hincarle el diente, o echarle el lazo. Cierto es que hace preguntas, pero sólo acerca del comportamiento, esto es, sólo le interesa información superficial acerca del otro. ¡Una lástima!

Déjate de cuentos, y veamos qué versión rosettiana se me inspira.


DÉJATE DE CUENTOS
ÉRASE UNA VEZ... una linda leona"
. Jajaja, sí ya véis, cómo ha cambiado el cuento... jejeje. En una próxima foto os continúo explicando, si os gusta, claro. Pronto más ♥

Esta foto es la continuación (la segunda parte) de LA RATITA PRESUMIDA. NUNCA TE QUITES LA CORONA PARA PARECER MENOS ALTA QUE UN HOMBRE

"ÉRASE UNA VEZ... una linda leona -también tenía rabo como la ratita, si bien era más cola que rabo, ya que poseía fuerte coraje, determinación y valentía- . Ni era estúpida, ni iba de estúpida por la vida. Como buena leona que era, sabía prospectar terrenos, tenía muchas y buenas dotes para la caza y era una líder nata. No necesitaba a un león para que le cazara ni la hiciera sentir la reina del mambo leonil. ¡Muchas pamplinas pasadas de moda!.

¿ERA ACASO LESBIANA?
¡Caramba con las opiniones hembristas que son más machistas que las machistas!.

Que una mujer no se adorne cual árbol en Navidad, ni pierda las dignas posaderas, ni vaya de culo por un ejemplar de sapo-sapete-sapón, no significa que sea lesbiana. Es más. y si lo es, ¿qué?.

¿Le importa a alguien?
A mí, no. Que cada cual se lleve al huerto lo que le dé la real gana.

Sólo una mujer resentida considera que a los hombres se les necesita, o no se les necesita.
Y en parte tiene razón.
A los hombres no hay que necesitarlos.

¿NO?
No. A los hombres, hay que amarlos.
Es muy sano juntarse con otro por amor, no por necesidad o por interés o por tapar huecos emocionales o disimular soledades espirituales.

Pero sigamos con Leonä. Una leona ciertamente singular. Independiente, madura y segura de sí misma. Además, se ganaba su caza a diferencia de la ratita presumida, que a lo único que se dedicaba era a fingir que barría la puerta de su casita.

Y barrer, ¿no es un oficio digno?
Claro que sí.
Ahora bien, ella, la ratita presumida, trabajaba en algo que le permitía acceder a los hombres de cierto nivel... para cazar a uno de ellos, claro. Lo cual, en verdad, es muy diferente del digno barrer.

¿Cómo sé yo que se dedicaba a barrer con la intención oculta de cazar a un buen partido?
Porque coqueteaba, fingía ser quien no era, aleteaba las pestañas, sólo estaba interesada en las apariencias y en que el otro se plegase a sus deseos, pero no en la verdadera valía. La ratita presumida iba en busca del 'chico correscto'.

En cambio, Leonä, no. Ella había invertido mucho esfuerzo y dinero en cultivarse, desarrollarse como ser humano, evolucionar como alma, potenciar sus capacidades, convertirse en un bello ejemplar de leona. Había aprendido a cazar por sí misma, a asumir los errores o resultados que no deseaba, aprendido de los mismos, y a rehacer las estrategias. Asimismo, lo había intentado de nuevo, y pedía lo que quería.

¿TENÍA ÉXITO ENTRE LOS LEONES?
No.
¿NO?
¿Cómo podía ser eso?
Respuesta: Estaban demasiado acostumbrados a 'ratitas presumidas'. Con ellas no tenían que responder a preguntas, no tenían que mostrar el verdadero ser que eran. Bastaba con que las paseasen en buenas carrozas, las llevasen a impresionantes restaurantes, las agasajasen con regalos materiales y les dijesen que 'eran las mujeres de sus vidas'. Mucho falso romanticismo de oropel y luces de gas.

¡Jolines, vaya panorama!. O sea, que a la leona no le había quedado más remedio que aprender a cazar si no quería morirse de hambre... ¿cierto?
Falso. Ella no había aprendido a cazar porque no le quedase más remedio, sino porque le gustaba y quería ser interdependiente, esto es, no tener que depender de nadie para comer. Lo cual no excluía que si alguien quisiera invitarla a comer, ella pudiese aceptar después de haber considerado con total y absoluta independencia si le daba la gana, le apetecía y le convenía o no aceptar la invitación de ese caballero."


Véis, chic@s, ya os avisé que el cuento era muy diferente, y que no se trataba ya de ser 'ratita presumida' en un mundo dónde la moda actual y los cánones de belleza restringen a las mujeres de su verdadera belleza además, aquella que, muchas veces, está al margen precisamente de todo eso que hiere profundamente el júbilo natural que es propio de la naturaleza salvaje de las mujeres... el cuento trata de sacar, Y SER LA LEONA (o el animal salvaje con el que más te identifiques, yo, la loba, por supuesto) QUE TODAS LLEVAMOS DENTRO, no la ratita esa a la que sólo han enseñado a fingir, y no ser ella misma, para "cazar un buen partido", y de él depender, en lugar de aprender a cazar por sí misma. ¿Entendéis, pues, de que va el verdadero cuento?. De Ser Una Misma, y de rechazar todo aquello que no te permite, verdaderamente, Serlo.


Como bien dice CLARISSA PINKOLA ESTÉS: "Las mujeres tienen buenos motivos para rechazar los modelos psicológicos y físicos que ofenden el espíritu y cortan la relación con el Alma salvaje". Entendiendo como Alma Salvaje la naturaleza instintiva de las mujeres. Y es que, efectivamente, de esto, del cambio de valores psicológicos y estéticos, trata esta nueva versión del cuento... y del Alma Salvaje, o Leona que llevamos dentro, que, precisamente, valora el cuerpo y el espíritu mucho más por su vitalidad, capacidad de reacción y resistencia que por cualquier detalle de su aspecto (lacito o no lacito, jeje). Lo cual no significa rechazar a la persona o el objeto que es considerado bello por algún segmento de la cultura, como bien sigue diciendo PINKOLA (que a mí... ¡MeEncanta!) sino que se trata de... ¡¡¡TRAZAR UN CÍRCULO MÁS ÁMPLIO QUE ABARCA TODAS LAS VARIEDADES DE BELLEZA, FORMA Y FUNCIÓN!!!.

Os dije que hablaríamos de la Belleza, eh. Ese tema que, pienso, la mayor parte de mis amigos varones aún no ha entendido del todo. Y no ya 'por lo que dicen', sino que me lo demuestran de contínuo, 'por lo que hacen'. Pero, en fin, poco a poco...

Y así, igualmente, acabo por hoy. Esto, también, va 'poco a poco'... Jeje.

Pronto más, chic@s, si os sigue gustando, claro. ♥


Esta foto es la tercera parte, el texto entrecomillado, claro... de: LA RATITA PRESUMIDA. NUNCA TE QUITES LA CORONA PARA PARECER MENOS ALTA QUE UN HOMBRE. (Rosetta Forner). El resto, sin comillas, es de mi propia cosecha.


-Nos habíamos quedado, ¿dónde?.
-Ah, sí. Que nuestra protagonista, Leonä, había aprendido a cazar, por ella misma, porque le gustaba y quería ser interdependiente. Así, con total y absoluta independencia, aceptaba, o no, la compañía o invitación de los caballeros. Pero sólo si le apetecía o le convenía, no por necesidad como las 'ratitas presumidas'. Podía 'pestañear' a gusto, pero sin necesidad, por puro placer o diversión, encantaHada, si se terciaba -como mi amiga Mònica, jajaja-. Pero no era una práctica habitual y/o exclusiva. Por lo que en eso de 'ligar' no tenía demasiado éxito, vamos a decir. Aquí, en la necesidad y en la H, radica la diferencia. Seguimos...

"Muchas eran las ratitas presumidas que estaban encantadas (sin H intercalada, porque de tener la H intercalHada, sería una hada...) de tener un caballero acompañante que las llevase de acá para allá, las trajese y llevase, les abriese la portezuela del coche deportivo, o les mintiese haciéndolas creer que las amaba, aunque luego las ningunease cual colillas en el suelo del descampado emocional. Y todo con tal de poder presumir de tener un caballero a sus pies...

Claro, Leonä lo tenía difícil para ligar. Ella no era de ese tipo de ratitas presumidas que coqueteaban con todo pantalón que se pusiese a tiro o que acertase a pasar por la puerta de su casa. Ella, en vez de poner su vida al ralentí e ir detrás de un buen partido, se había convertido en ese buen partido: la carrera universitaria, la tenía ella; el dinero, lo tenía ella: las dotes y habilidades cazadoras, las había potenciado y cultivado en sí misma. Era una reina, no una damisela de diadema floja como las ratitas presumidas, las cuales se morían de hambre emocional, por eso iban en manada a la caza y captura de un buen partido en cuanto lo olían a lo lejos.

Ah, mucha ratita presumida, demasiada.
Pero... ¿dónde habitan las ratas?
¡En las cloacas!

¡ENTRE LA PORQUERÍA!
¡Caramba, carambita, carambera!
Mucho ponerse el lacito para echarle el ídem al primero que pasase o fuese considerado como un buen partido. Las ratitas presumidas del mundo inmundicial vivían entre la inmundicia emocional, de ahí que tragasen con todas las conductas masculinas irrespetuosas y faltonas-

Una leona reina jamás permitiría que le faltasen al respeto. Si alguien osaba semejante osadía, ella le soltaba un rugido que le mandaba a freír monas bien lejos, no dejándole ganas de acercarse nunca más a tocarle la melena, ni la corona, ni los h...vos. Porque, seamos sinceros, las leonas también los tienen, y bien puestos. Ahora bien, si prefieres su ovariescente versión, no tengo ningún inconveniente: hablemos de ova................rios (la forma oval es la de huevo).

¡Hala, ahí queda eso!
No obstante, aún quedaba mucho por hacer en el camino hacia la dignidad, y la auténtica liberación emocional de la mujer.

Hablando de liberación. En una ocasión Leonä se topó con una ratona presumida - sí, ratona que no ratita, porque era muy grandona, mandona, tetona, prepontona y tontona. ¡Todo lo tenía muy grande, menos el cerebro y las neuronas!-, la cual le echó en cara a Leonä que no era femenina.

¿POR QUÉ Y BASÁNDOSE EN QUÉ?
Por no tener hijos ni pareja
¡JOOOO... LINES!
Ya te lo dije, las ratitas y ratonas presumidas presumen de sus 'cosas' femeninas y de sus 'churris'... sencillamente porque ellas por sí mismas no tienen nada de lo que presumir: se han pasado la vida barriendo y no les quedó tiempo para nada más. Ergo, se sienten muy vacías y carentes de valía, de ahí que intenten suplir dicha carencia con la agenciación de un maromo que dé lustre y contenido a sus días.

Las ratitas, ratonas, ratonazas... de diadema floja, pero afilado diente para hincárselo al incauto de turno, saben muy bien usar sus artes, que no 'artes femeninas'...

¿POR QUÉ NO?
Porque no me da la gana implicar o considerar como sinónimo de 'artes femeninas' a las tetas, las pestañas, las posaderas y las monadas de las que las damiselas de diadema floja usan y abusan para atontar a su presa, o sea, para echarle el lazo al incauto que acierta a pasar por la puerta de su guarida.

Las leonas, las reinas, las mujeres maduras, sinceras, auténticas, sencillas y verdaderas... no usan nada de eso.

¡NO!
En vez de ello, sólo muestran las bellezas de sus almas. Podrán tener un físico más o menos bello según los cánones de moda, pero, por encima de todo, serán ellas mismas, genuinas, auténticas, sanas, verdaderas.

¡Lo que ves, es lo que hallarás!"
. Y aquí me quedo, por hoy, en la...

¡¡¡AUTENTICIDAD!!!. Que es Ser lo que se dice Ser. Sin más trampa ni cartón, sin trastiendas, ni agendas ocultas, sin valerse del engaño como herramienta de supervivencia. Por ello, para ser auténtico un@ debe, primero, claro está, valerse por sí. Hacer como Leonä, aprender a sobrevivir, o bienvivir mejor dicho, por un@ mism@. Para ello hay que hacer una labor de prospección de capacidades que un@ tiene, o puede llegar a tener, y hacer aquello que haga falta para conseguirlo.

Autenticidad tiene mucho que ver, pues, con honestidad, que es lo contrario de 'engaño'... y, también, del 'autoengaño', claro. Para ser auténtico hay que dedicar tiempo al desarrollo interior, a la identificación de nuestras aspiraciones más profundas, a conocernos para saber lo que realmente queremos, a desarrollar propias habilidades y a actuar, sin depender de otros, para cubrir, por nosotr@s mism@s, nuestras aspiraciones.

Desarrollo interior y autenticidad van de la mano. Las ratitas presumidas harían bien en empezar con el proceso interior ya, en lugar del exterior no más. Dejarse de 'lacitos' e iniciar un proceso de fortalecimiento de capacidades a fin de participar activamente en modelar sus propias vidas. Pero es que, claro, los esteriotipos sociales y los roles de género son prácticas sociales que no han ayudado demasiado.

Yo soy más indulgente que Rosetta y creo que -sin que sirva de excusa a las ratitas presumidas vocacionales- las mujeres, entre otras muchas cosas sociales, han sido espacialmente delimitadas durante demasiado tiempo sólo al ámbito doméstico y lejos de la vida laboral, social, política, económica; donde se reproduce, a través del reemplazo biológico y la continuidad ideológica, la estructura del poder existente (la cultura del patriarcado aún), mediante la acción (consciente o no) de la mujer como agente desvalorizado del sistema, autorreproduciendo así su propia desvaloración. Lo cuál, indiscutiblemente ya, está en proceso de cambio consciente.

Así que, aún siendo más indulgente, abogo como Rosetta por la capacitación de las mujeres y su empoderamiento... Y, postulo, claro, simbólicamente... ¡¡¡menos ratita presumida y más leona!!!. De ahí, que me guste este cuento. Espero que a vosotr@s también. Pronto más.

Es la continuación, y el final del cuento, ya, de: LA RATITA PRESUMIDA. NUNCA TE QUITES LA CORONA PARA PARECER MENOS ALTA QUE UN HOMBRE, de Rosetta Forner. Es la cuarta parte.

Estábamos en que... las leonas muestran la belleza de sus almas, sin engaños o autoengaños, pues de tanto desenmascararse ya se conocen muuuuuuuuuuuuuuuuuuuuy bien. Y, entonces, con ellas... ¡LO QUE VES, ES LO QUE HALLARÁS!!!... sin más trampa ni cartón, sin 'lacitos' ni disfraces.


"Ésas son las mujeres a las que las ratitas presumidas odian. Por eso las insultan, faltan al respeto, intentan rebajarlas... En una palabra, las temen. Si los hombres llegaran a darse cuenta de que lo que de verdad vale está en el interior, las ratitas presumidas se quedarían sin presas. Por eso, ellas, las lagartonas, porque también son eso, lagartonas, contribuyen a que los hombres sigan con su vacío emocional. Un vacío que los aboca a vincularse con ratitas de aflojada diadema, a agarrarse a ellas como única y exclusiva fuente de su alimento emocional. Hombres cuyo inmenso despiste existencial provoca que necesiten una ratita presumida a la que llenar de regalos, cuidar, mimar y proteger como indefensa damisela que aparenta ser.

Un hombre con vacío emocional, una media-naranja, vamos, no encuentra atractiva a una leona reina.

¿NO?

¡No!. ¡Jamás!

Una ratita presumida tiene una autoestima como un queso gruyère: lleno de agujeros. Mientras que la autoestima de una reina es un diamante sólido y sin fisuras ni mindundeces. De ahí que una reina sea genuina, auténtica, no utilice tretas. Por eso, el hombre vacío-media-naranja no tiene ni idea de cómo vincularse con una mujer de esas características: ¡no encuentra agujero por el que colarse o rellenar con falsos regalos!.

¡QUÉ DESASTRE!

Sí, vaya desastre.

Muchas leonas sin pareja.

Muchos hombres buenos enredados en las fauces de las ratitas presumidas...


¿TIENE UNA RATITA PRESUMIDA REMEDIO?

¡Por supuesto que lo tiene!, faltaría más.

Debería empezar por preguntarse a sí misma por qué esconde su verdadera belleza detrás de ese "presumir de lo que no es ni será". ¿Cómo es que en vez de desarrollarse, asumir la responsabilidad de ser ella misma, se dedica a cazar un buen ejemplar -en el sentido económico y de estatus- de hombre?


Debería considerar que, al hacer depender su valía y su autoestima de la vinculación, o caza de un buen partido, pasará mucha hambre emocional, y con toda probabilidad será la "cazada", porque no sólo existen las ratitas presumidas sino los "gatos gatuneros florerosatus", esto es, hombres a la caza y captura de ratitas tontitas fáciles de engatusar (son "gatos"), manejar, manipular y usar para solaz y alimento de sus egos masculinos.


¡¡¡Uf, qué "desagradables" recuerdos me vienen a la cabeza, de aquel tiempo que, cual ratita, yo misma me dejé "devorar" por gatos gatuneros!!!. Le pongo comillas a lo de 'desagradable' puesto que, como de todo se aprende, ahora mis recuerdos -las tretas de aquellos gatos gatuneros de mi vida pasada- han pasado a ser sólo experiencias que me trajeron múltiples conocimientos, y que yo, además, he transformado en Sabiduría. Así, puedo reírme ahora o, al menos, sonreírme.

"¿Te imaginas a una leona tratando de ser cazada por un gato?. La leona le arrearía un bufido leonino de aúpa, con lo que el gato saldría más escaldado que si hubiese caído en un caldero de agua hirviendo. Es más, no dejaría de ser una escena la mar de divertida.


Véis, por lo que digo que ahora puedo reírme... Jajajajajaja.... Aunque en aquellos momentos, lógicamente, lloré... ¡a nadie le gusta ser devorado!!!. ¿Verdad?. Por muy ratita que yo fuere... pues... ¡tenía mi corazoncito!!!... mis ilusiones y castillos levantados, cual ratita... ¡Y, buaaaaaaaaaaaaa!, lloré. Pues...

¡Ah, las ratitas que son devoradas por los gatos malosos del reino!. Muchas han visto estrellarse contra las rocas de la desilusión sus fantasías animadas de ayer y hoy de cazar a un buen ejemplar de león.


Y yo os digo, qué lo sé chic@s, leones leones hay pocos, como pocas son las leonas, claro. A lo más que una puede aspirar, sino es capaz de convertirse en leona y rugir de verdad, es a encontrarse con gatos disfrazados de leones... qué lo sé, lo he vivido en propia carne. Pues que sepáis que...

Los leones no comen ratones, por eso nunca una ratita cazará a un león: si acaso será un gato disfrazado de tal. Y, dado que ellas fingen ser quienes no son, no podrán distinguir si el otro finge o no ser quien es.



Las leonas, al contrario, saben muy bien cómo hacer para averiguar si el otro es león, gato, ratón o sapo-sapete-sapón.

Usan la prueba del algodón.

¡Me ha quedado un pareado de lo más molón!

Nuestra Leöna era una mujer sencilla, genuina, sabia e inteligente, de maduro sentir. No era guapa, pero sí bella porque poseía un alma luminosa. De ahí que toda mujer a lo que debería aspirar es a ser BELLA, que no guapa. La belleza perdura con el tiempo y además se enfatiza, mientras que la guapura está remitida al campo de lo físico, siendo por ello temporal y caduca, y se marchita con los años. Una mujer, cuando se empeña en ir por la vida de ratita presumida, se autosomete a un maltrato emocional de imperdonable factura.

Ergo, ¿cómo hubiese sido el cuento al revés?

Érase una vez una leona de nombre Leöna, que había decidido tener un trabajo remunerado para así ser dueña de su economía, decidir dónde vivir y en qué gastar su dinero, manejar su libertad a su antojo y casarse por amor si así lo decidía, y no por necesidad material, emocional, o ambas. No se dedicaba a ir a los sitios de copas y ligoteo. En vez de ello, prefería la buena compañía de un libro que alimentase las neuronas y diese alas a sus ideas. Asimismo, le gustaba hacer punto de cruz, arte en el que tenía un máster. ¡Ahí es nada!


¡Anda, igual que yo!!!. Pero a mí me gusta la calceta, no el punto de cruz... Jejeje.

A Leöna le gustaba rodearse de mujeres y de hombres que cultivasen su alma y fuesen genuinos. Pocos eran, eso es cierto, pero independientemente de la cantidad, lo que le importaba a ella era la calidad de esas amistades
.

Véis, ¡cómo yo, amig@s mí@s!!!. Pocos, pero de calidad...

No estaba interesada en ligar, sino en amar, lo cual era muy, pero que muy distinto.

¿Nunca se había enamorado de un sapo emocional?

¿Siempre había sido tan lista?

Por supuesto que no.


Claro, clarísimo que no. Es más, seguía haciendo Leöna el esfuerzo de no enamorarse, no hace mucho, casi vuelve a caer de bruces, se enamoró de lo que parecía un ReyAzulLeón, pero al pasarle el algodón no véas la de tinte que desprendió... ¡estaba pintado de Azul, no era Azul auténtico!!!. Los Azules auténticos son seres de inmensos sentimientos, como el mar y el cielo azul, espirituales por excelencia, bellos por dentro y sencillos por fuera, pueden o no tener capacidades intelectuales excelsas, pero nunca alardean, y lo que sí tienen son capacidades emocionales y de relación desarrolladas, lo que les permite empatizar y tener compasión de sus semejantes. Nunca descortesía. Pues no sólo no le hacen a l@s otr@s lo que no quisieran que a ell@s le hiciésen, sino que hacen a los otr@s lo que saben que l@s otr@s querían les hiciesen, es decir son capaces de conocer, comprender y sentir lo que el otr@ siente y actuar en consecuencia para hacerle un bien, y siempre en su justa medida, ni más ni menos. Pero, en fin... ya dice el dicho: 'de desagradecidos -faltos de cortesía y habilidades emocionales y sociales, digo yo- está el mundo lleno'


Como suele pasar en la vida, se aprende a base de "ensayo-error", y ella había tomado buena nota de sus errores, y aprendido a averiguar si el chico en cuestión era sapo o príncipe antes de besarle; no quería que se le fuesen a hinchar los morros nunca más.

Había madurado emocionalmente, razón por la cual se había sacudido de encima las ideas redileras de que una mujer era menos, cuando no una fracasada, si carecía de pareja o de hijos, o de ambas cosas. Ella sabía que valía por sí misma y que sólo alguien muy especial sería digno de su corazón. Leöna había apostado por tener una relación con su alma gemela, no con cualquier gato o león o lobo qie le maullase en noche de luna llena y le llenase el balcón de maullidos tonteros. Nada de alelarse las neuronas y pasarse la vida en el escenario cual ratita presumida diciendo algo así como: "¡Mírame, soy yo!. ¡La más guapa, la más bella, la más de todo!. ¡Yo soy la mujer de tu vida...!" No, ella no se dedicó a hacer mohínes, sino preguntas
.

Preguntas, sí. ¡Importantísimo!!!. Y hay que estar atent@s a las respuestas ( o no respuestas, que para el caso es lo mismo)... ¡dicen mucho!!!. Y no sólo hay que fijarse en lo que un@ dice, sino también en lo que un@ hace. Y eso que el otr@ hace ha de estar en resonancia con lo que Un@Es. ¡No lo olvidéis!!!. Es el "enseñame la patita" del cuento de las cabritas... Leöna también se sabía éste cuento.

El "enséñame la patita por debajo de la puerta" pasó a ser su consigna. Aprendió a ser reina, y no se casó con gato maullador alguno.

Ella se casó con su alma.

A partir de ahí ya es otro cuento que te contaré en otro libro.



Y colorín colorado... ah, no, qué falta la moraleja...


MORALEJA O METAMENSAJE: LA SENSATEZ Y LA PROACTIVIDAD

A las RP (ratitas presumidas) se las acaba por merendar el gato maloso de los cuentos, ya sea en forma de desilusión, maltrato psicológico o físico. Las RP acaban por ser víctimas de sus propias tretas. Ergo, si no quieres acabar merendada por un gato, tira la diadema floja, asume las riendas de tu vida, conviértete en leona y aprende a cazar. Una mujer no es menos mujer por no tener hijos ni pareja. Ni todas las personas sirven para estar en pareja, ni todas las épocas de la vida son propicias para ello. Nunca finjas tener menos neuronas o inteligencia para que un hombre no se sienta inferior a ti, esto es, se sienta superior, Ponte la corona, estírate, muéstrale al mundo el ser tan maravilloso que eres: ni mejor ni peor, ni superior ni inferior a nadie. Tú, y sólo tú. Vincúlate con un hombre porque le ames y porque sepa amarte como a ti te gusta que te amen. Pero jamás de los jamases te vincules con un hombre por necesidad de ningún tipo. El hambre emocional juega malas pasadas. Tira el lacito de ratita presumida y ponte la corona de leona cazadora.

Nunca jamás le vuelvas a permitir a nadie - ni a hombres ni a mujeres- que te diga cosas del estilo:

"No ligas porque estás gorda"

"No ligas porque tienes dos hijos"

"No ligas porque eres demasiado inteligente y/o con ese carácter asustas..."

"Estás sola porque no te aguanta nadie"

"No tienes pareja... Algún defecto tendrás"

"Eres demasiado exigente. Por eso no tienes a nadie"

"Si yo fuera tú, tendría a todos los que quisiera a mis pies..."

"Tienes que hacerte la tonta, y cuando ya le hayas cazado, entonces, enseñas tu carácter e inteligencia..."

Ruge, y observa quién no se asusta ante tu rugido.

¡A la porra con los Torquematis y Desvaloratis del Club del Redil!

Sólo un león ama a otro león, bueno, leona.

Recuerda, si vas de RP (ratita presumida) por la vida puede que se te coma el gato...

Si eres leona, serás tú, si acaso, y te da la gana, la que se coma al gato....



Bueno, chic@s, que no es cuestión, realmente, de comerse a nadie. Es un cuento, eh... y yo -ya sabéis, además- soy vegetariana... jajaja. Pero es momento de ir adquiriendo conciencia, y convertirnos en leones y leonas, es decir, hombres y mujeres maduros... ¡Qué ya toca!!!. ¿No?. ¡Hala, os dejo para que reflexionéis... y, poco a poco, junt@s, sé que lo conseguiremos!!!. ¡Os quier ♥ ♥ ♥!!!.¡Acordaos!