viernes, 11 de abril de 2014

El que sufre es el ego. Pero el que hace sufrir también. EL REY Y LA MENDIGA (cuento)...


Dicen que, si observas bien, el que sufre es el ego... y el que ama el Ser. ¡Por supuesto!!!.

También es cierto que el que hace sufrir... ¡Sigue siendo, también, el ego!!!. Pues el Ser ama, y responde al que sufre, con su amorosa presencia.

Hoy desempolvo este cuento. En versión femenina...
EL REY Y LA MENDIGA:

Cuentan que había una vez un rey muy apuesto que estaba buscando esposa. Por su palacio pasaron todas las mujeres más hermosas del reino y de otros más lejanos; muchas le ofrecían además de su belleza y encantos muchas riquezas, pero ninguna lo satisfacía tanto como para convertirse en su reina.


Cierto día llega una mendiga al palacio de este Rey y con mucha lucha consigue una audiencia.
§ “No tengo nada material que ofrecerte; sólo puedo darte el gran amor que siento por ti – le dijo al Rey – si me permites puedo hacer algo para demostrarte ese amor“
Esto despertó la curiosidad del rey, quien le pide que le dijera que sería eso que podía hacer.
§ “Pasaré 100 días en tu balcón, sin comer ni beber nada, expuesta a la lluvia, al sereno, al sol y al frío de la noche. Si puedo soportar estos 100 días, ¿entonces me convertirás en tu esposa?”
El rey, sorprendido más que conmovido, acepta el reto. Le dijo:
§ “Acepto. Si una mujer puede hacer todo esto por mi, es digna de ser mi esposa“.

Dicho esto, la mujer empieza su sacrificio. Empezaron a pasar los días y la mujer valientemente soportaba las peores tempestades… muchas veces sentía que desfallecí­a del hambre y el frío, pero la alentaba imaginarse finalmente al lado de su gran amor.

De vez en cuando el Rey asomaba la cara desde la comodidad; de su habitación para verla y le haci­a señas de aliento con el pulgar. Así fue pasando el tiempo… 20 dí­as…50…la gente del reino estaba feliz, pues pensaban “¡por fin tendremos una reina!”... 90 días… y el Rey continuaba asomando su cabeza de vez el cuando para ver los progresos de la mujer. “Esta mujer es increíble“ pensaba para si mismo y vuelve a darle alientos con señas.

Al fin llega el día 99 y todo el pueblo empezar a reunirse en las afueras del palacio para ver el momento en que aquella mendiga se convertiría en esposa del rey. Fueron contando las horas… a las 12 de la noche de ¡ese día ¡tendrí­an reina!… la pobre mujer estaba muy desmejorada; había enflaquecido mucho y contraído enfermedades.

A las 11:00 de la noche de aquel día 99, faltando apenas una hora para que llegara el día 100, la valiente mujer se rendía… y decidía retirarse de aquel palacio. Dio una triste mirada al sorprendido Rey y sin decir ni media palabra se marcha.

¡La gente estaba conmocionada! Nadie podía entender por qué aquella valiente mujer se había rendido faltando tan solo 1 hora para ver sus sueños convertirse en realidad ¡Había soportado tanto!

Al llegar a su casa, su padre se había enterado ya de lo ocurrido. Le pregunta:
§ “¿Por qué te rendiste a tan solo instantes de ser la reina?”
Y ante su asombro ella respondió:
§ “Estuve 99 días y 23 horas en su balcón, soportando todo tipo de calamidades y no fue capaz de liberarme de ese sacrificio. Me veía padecer y solo me alentaba a continuar, sin mostrar siquiera un poco de compasión ante mi sufrimiento. Esperé todo este tiempo un atisbo de bondad y consideración que nunca llegaron. Entonces entendí: una persona tan egoí­sta, desconsiderada y ciega, que solo piensa en sí misma, no merece mi amor”


(FOTO CON EL CUENTO, PARA COMPARTIR EN FACEBOOK)


En Versión Masculina, también en facebook.


Con Amor
y en Servicio.

Ann Love Bell