¡Ay, Amor!!!!. ¡Hay que ver como olvidamos nuestros anhelos!!!.
Esta oda es para ti. Ciertamente para ti.
Lanzada directamente al aire,
certeramente dirigida al recordar de tu alma.
Recordando los anhelos...
Acariciándote en la eternidad del momento.
Instante a instante, eligiéndote.
Olvidándome de los deseos.
¡Ahí lo dejo!!!:
a ver si me acariciabas...
Pero la indiferencia acampaba libre
entre las estrofas a sus anchas.
Tú ya no me reconocías,
aquella trova ya no llevaba mi nombre.
Te ví sumido en el velo del olvido,
hablando de amor, pero sólo hablando.
Exponiendo tu copla desesperada,
aleatóriamente al aire,
aventurándote a quien por allí pasase.
Satisfaciendo mundanales deseos
de vano reconocimiento,
te olvidáste de los anhelos,
te olvidáste de nuestras almas.
Olvidáste, en fin, amarte y amarme.
Fuí a tus versos esta noche
a ver si me acariciabas...
Pero la indiferencia acampaba libre
y ví que, en tu incierta oda, te olvidabas
de darme la mano, Amor
y de descansar por la noche juntos,
amándonos bajo las estrellas.