Si te estacan el corazón, matan al vampiro que hay en tí. Es decir al Ego. ¡COMPROBADO!!!
Esto es, mira bien, lo que has hecho en mí, Amor
Por Xandra Orive.
El corazón no se rompe, jamás lo hará pues su estructura es muy fuerte. Nadie tiene el poder de deshacernos, nos destruimos a nosotros mismos a través del otro.
Las personas llegan a nuestra vida, no sólo para impactarnos, sino también para darnos una o varias lecciones. Ellas arribarán siempre cargadas de cosas que enseñarnos y con las llaves de algunas puertas que no hemos podido o no hemos querido abrir.
Una pareja viene a mostrarnos los puntos en los que tenemos que trabajar, es un reflector de las fallas de nosotros mismos, un proyector de nuestro lado oscuro. Son actores que se prestan como intérpretes para que veamos lo que no nos hemos atrevido a mirar dentro, muy dentro.
El otro es y siempre será un espejo. Si decidimos, de una manera consciente, que no queremos más a una persona cerca, debemos dejar de culparla, pues también somos responsables de todo lo sucedido.
Tenemos la inminente costumbre de echarle la culpa al otro de lo que sucede, aunque las relaciones son de doble vía. Si alguien llega a devastarnos lo más seguro es que lo hayamos destruido nosotros también.
El que se rompe no es el corazón, sino el ego. Él es el que se tira al piso, patalea y hace drama. El lastimado, el abandonado, el que nos engaña diciendo que somos víctimas cuando en verdad no hay victimario ni héroe, sólo aprendizaje y sabiduría.
Soltemos a las personas agradeciendo y deseándoles lo mejor, descubriendo que el corazón, tan sólo, se ha hecho más fuerte y el ego más débil.
Fuente: http://www.animalespiritual.com/corazon-irrompible/
Has de saber que, porque te amo de veras, cuando me dí cuenta de que mi amor te causaba sufrimiento, te mostré que las puertas de tu jaula imaginaria siempre habían estado abiertas, puesto que tal jaula no existía más que en lo que tú veías. Y te dejé volar, respetando tu decisión de dejarme. Pues tú la veías, Amor. Era real para tí. No podía ya hacer otra cosa. De nada me valía intentar hacerte ver. Entonces, sin luchas, ni guerras, llegó con tus lamentos, al fin, el momento de dejarte partir. Y, desde aquí, te digo adiós ahora con mucha gratitud, por bien estacarme el corazón, Amor. Por todo lo mucho que has significado, y aún significas y significarás para mí. Por todos los gozos y todas las dichas vividas junto a ti, tan intensamente, y todos los lindos momentos compartidos a diario. Sin sufrimiento, y casi sin dolor, simplemente te digo adiós.
¡¡¡¡¡VUELA!!!!!!!!
¡¡¡SIEMPRE!!!
REGRESA SI QUIERES, PERO LIBERADO.
¡¡¡LIBRE TE QUIERO!!!
Libre y desapegado, Amor, pero no indiferente.
Ni mentiroso.